Ahora "todo va bien", según ellos, las cosas han cambiado.
Cierto.
No dibujo sobre mi cuerpo líneas rojas a modo de recordatorio, ni de castigo. Cumplo sus normas cinco veces al día, escucho, me escuchan, terapias. ¿Y el arrepentimiento? Permanece, pero ya no busco en mi garganta el alivio de saber que no queda nada de lo que arrepentirse. Me porto "bien", no he vuelto a dejar en manos del Orfidal mi huida, no he vuelto a mentir, soy sincera.
No quiero todo esto, me gustaba mi vida de antes, "mi cuerpo mi propio lienzo" y mi interior libre de pecado. Alambre, marfil y venas azules por tocino, cal y chapetas. "Estás sana", dicen......"¿A quién cojones le importa?", pienso. Y es que no hay en la vida nada que desee más que una 32, nada como los 47, 90-50-80....
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