Mis palabras son balas que atraviesan muros de hormigón mientras salto de charco en charco, manchando de barro mis zapatos nuevos. Eres imperceptible, apenas un soplo de aire que se cuela por el hueco que deja una puerta mal cerrada. Eres el suspiro que acompaña a mi sombra, la protección y el peligro, un camino lleno de curvas peligrosas.
Ni contigo ni sin ti, ni cerca ni lejos, ni siempre ni nunca.
Pero ahora mando yo y tú no eres más que mi subconsciente.
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